En ellos se originó la vida y aún, se mantiene el porcentaje más alto de biodiversidad lo cual también significa que son fuente de alimento para el hombre y de muchas otras actividades económicas y recreativas.
Los ecosistemas marinos cubren gran
parte de la Tierra.
En los océanos
la capa superior de agua hasta una profundidad de aproximadamente 200 metros,
donde la luz aún tiene la intensidad suficiente para hacer posible la
fotosíntesis, se conoce como zona fótica. Por debajo de la zona fótica se
encuentra la zona afótica, donde la energía proviene únicamente del excremento
y del cuerpo de los organismos que se hunden o que nadan a esas profundidades.
Al igual que en los lagos, en los océanos la mayor parte de los
nutrimentos se encuentra en el fondo o cerca de él, donde no hay suficiente luz para la fotosíntesis. Los nutrimentos disueltos en el
agua de la zona fótica se incorporan constantemente al cuerpo de los organismos
vivos y llegan al fondo marino cuando éstos mueren. Los nutrimentos se reponen
gracias a dos fuentes principales: los escurrimientos de la tierra y la
surgencia de las profundidades del océano. La surgencia ocurre alrededor de la Antártida y a lo largo de los litorales
occidentales, como en California, Perú y África Occidental, donde los vientos dominantes
desplazan el agua de la superficie y provocan que sea sustituida por agua fría
y rica en nutrimentos de las profundidades. Las mayores concentraciones de vida
en los océanos se encuentran donde se combina la abundancia de luz con una
fuente de nutrimentos, lo cual ocurre sobre todo en las regiones donde hay
surgencia y en aguas costeras poco profundas. La mayor abundancia de vida en
los océanos se encuentra en una estrecha franja que rodea las masas terrestres,
donde el agua es poco profunda y adonde llega un flujo constante de nutrimentos
provenientes de la tierra. Las aguas costeras se componen de la zona
intermareas, el área que el agua cubre y deja al descubierto alternativamente
al subir y bajar la marea y la zona costera cercana, el área relativamente poco
profunda, pero siempre sumergida, que incluye las bahías y los pantanos
costeros. La zona costera cercana es la única parte del océano donde crecen
plantas tolerantes a un medio salino o algas marinas grandes ancladas al fondo,
asociados con estas plantas y protistas hay
animales de casi todo tipo: gusanos anélidos, anémonas de mar, medusas, erizos de mar,
estrellas de mar, mejillones, caracoles, peces y nutrias, entre muchos otros.
Las bahías son los lugares de cría de organismos como los cangrejos, camarones
y un amplio surtido de peces, entre ellos la mayoría de las especies de
importancia comercial. A cierta distancia de la costa
de California, grandes bosques submarinos de quelpos brindan alimento y
abrigo a una rica colección de peces e invertebrados, los que, a la vez, sirven
de alimento a nutrias de mar y focas. A medida que la población aumenta en las
regiones cercanas a la costa y conforme recursos como el petróleo se vuelven
cada vez más escasos, se intensifica el conflicto entre la preservación de los
pantanos costeros como hábitat de la vida silvestre y el desarrollo de estas
áreas para vivienda, puertos, dársenas para yates y extracción de energía. Todo
lo que disminuya la transparencia del agua perjudica a los socios
fotosintetizadores del coral y dificulta el crecimiento de éste. Cuando la
gente cultiva, tala
o urbaniza terrenos costeros, la erosión acarrea limo al agua y un exceso de
nutrimentos que fomentan la eutrofización que reduce tanto la luz solar como el
oxígeno. Más allá de las regiones costeras se extienden inmensas regiones del
océano donde el fondo está a una profundidad demasiado grande, lo que hace
imposible que las plantas puedan fijarse a él y, al mismo tiempo, reciban la
luz suficiente para crecer. En el océano abierto, la mayor parte de la vida se
limita a la zona fótica superior, donde las formas de vida son pelágicas durante toda su
existencia. La red alimentaria del océano abierto depende del fitoplancton, que se
compone de protistas fotosintéticos microscópicos, principalmente diatomeas y
dinoflagelados. Para mantenerse a flote en la zona fótica, donde la luz solar y
el alimento son abundantes, muchos integrantes de la comunidad planctónica
tienen gotitas de aceite en sus células o protuberancias largas para retardar
su hundimiento. Casi todos los peces cuentan con vejigas natatorias que llenan
de gas para regular su flotabilidad. Algunos animales nadan activamente para
permanecer en la zona fótica. Muchos crustáceos
pequeños migran a la superficie de noche para alimentarse y luego se hunden a
las profundidades oscuras durante el día, con lo cual evitan a los depredadores
que los localizan mediante el sentido de la vista, como los peces. La azul
transparencia de las aguas tropicales se debe a la falta de nutrimentos, que
limita la concentración de plancton en el agua. Las aguas ricas en nutrimentos
que sostienen una comunidad grande de plancton son verdosas y relativamente
turbias. El océano profundo es oscuro, y muchas de las especies que ahí habitan
son bioluminiscente y están adaptadas a la fuerte presión del agua. Los
cadáveres de las ballenas proveen nutrimentos en abundancia que permiten una
sucesión de comunidades únicas durante varias décadas. Unas comunidades de
chimeneas especializadas, fumarolas,
sostenidas por bacterias quimiosintéticas, prosperan a gran profundidad en las
aguas sobrecalentadas que brotan donde las placas de la corteza terrestre se
están separando. En este singular ecosistema las bacterias sulfurosas son los
productores primarios. Estas bacterias obtienen energía de una fuente insólita
que es mortífera para casi todas las demás formas de vida: el sulfuro de
hidrógeno que sale de las grietas de la corteza terrestre. Este proceso llamado
quimiosíntesis, ocupa el lugar de la fotosíntesis en estas comunidades de
chimeneas, que prosperan a casi dos kilómetros por debajo de la superficie del
océano. El
gusano tubular gigante, alojan las bacterias en órganos especiales de su
cuerpo y obtienen de ellas toda la energía que necesitan. El gusano, que llega
a alcanzar una longitud de casi tres metros debe su color rojo a una forma
especial de hemoglobina que transporta sulfuro
de hidrógeno a las bacterias simbióticas. Estos gusanos tubulares ostentan
el récord de longevidad entre los invertebrados: la asombrosa cantidad de 250
años. Para que haya vida en la tierra se necesitan nutrimentos, energía, agua
líquida y una temperatura razonable. Las dos grandes amenazas para el océano
abierto son la contaminación y la pesca incontrolada. La creciente demanda de
pescado para alimentar a una población humana en aumento ha provocado la pesca
excesiva y con esto la disminución de especies.
Bibliografía:
Audesirk,
T., Audesirk, G. y Byers, B. E. (2008). Biología:
La vida en la tierra. México: Pearson.
Helena Curtis, N. Sue
Barnes. Adriana Schnek. Graciela Flores. (2001). Biología. Sexta edición en
español. México: Editorial Medica panamericana