viernes, 30 de octubre de 2020

Hipertexto 2: Exploración de los océanos.

 En ellos se originó la vida y aún, se mantiene el porcentaje más alto de biodiversidad lo cual también significa que son fuente de alimento para el hombre y de muchas otras actividades económicas y recreativas.

Los ecosistemas marinos cubren gran parte de la Tierra.

En los océanos la capa superior de agua hasta una profundidad de aproximadamente 200 metros, donde la luz aún tiene la intensidad suficiente para hacer posible la fotosíntesis, se conoce como zona fótica. Por debajo de la zona fótica se encuentra la zona afótica, donde la energía proviene únicamente del excremento y del cuerpo de los organismos que se hunden o que nadan a esas profundidades. Al igual que en los lagos, en los océanos la mayor parte de los nutrimentos se encuentra en el fondo o cerca de él, donde no hay suficiente luz para la fotosíntesis. Los nutrimentos disueltos en el agua de la zona fótica se incorporan constantemente al cuerpo de los organismos vivos y llegan al fondo marino cuando éstos mueren. Los nutrimentos se reponen gracias a dos fuentes principales: los escurrimientos de la tierra y la surgencia de las profundidades del océano. La surgencia ocurre alrededor de la Antártida y a lo largo de los litorales occidentales, como en California, Perú y África Occidental, donde los vientos dominantes desplazan el agua de la superficie y provocan que sea sustituida por agua fría y rica en nutrimentos de las profundidades. Las mayores concentraciones de vida en los océanos se encuentran donde se combina la abundancia de luz con una fuente de nutrimentos, lo cual ocurre sobre todo en las regiones donde hay surgencia y en aguas costeras poco profundas. La mayor abundancia de vida en los océanos se encuentra en una estrecha franja que rodea las masas terrestres, donde el agua es poco profunda y adonde llega un flujo constante de nutrimentos provenientes de la tierra. Las aguas costeras se componen de la zona intermareas, el área que el agua cubre y deja al descubierto alternativamente al subir y bajar la marea y la zona costera cercana, el área relativamente poco profunda, pero siempre sumergida, que incluye las bahías y los pantanos costeros. La zona costera cercana es la única parte del océano donde crecen plantas tolerantes a un medio salino o algas marinas grandes ancladas al fondo, asociados con estas plantas y protistas hay animales de casi todo tipo: gusanos anélidos, anémonas de mar, medusas, erizos de mar, estrellas de mar, mejillones, caracoles, peces y nutrias, entre muchos otros. Las bahías son los lugares de cría de organismos como los cangrejos, camarones y un amplio surtido de peces, entre ellos la mayoría de las especies de importancia comercial. A cierta distancia de la costa de California, grandes bosques submarinos de quelpos brindan alimento y abrigo a una rica colección de peces e invertebrados, los que, a la vez, sirven de alimento a nutrias de mar y focas. A medida que la población aumenta en las regiones cercanas a la costa y conforme recursos como el petróleo se vuelven cada vez más escasos, se intensifica el conflicto entre la preservación de los pantanos costeros como hábitat de la vida silvestre y el desarrollo de estas áreas para vivienda, puertos, dársenas para yates y extracción de energía. Todo lo que disminuya la transparencia del agua perjudica a los socios fotosintetizadores del coral y dificulta el crecimiento de éste. Cuando la gente cultiva, tala o urbaniza terrenos costeros, la erosión acarrea limo al agua y un exceso de nutrimentos que fomentan la eutrofización que reduce tanto la luz solar como el oxígeno. Más allá de las regiones costeras se extienden inmensas regiones del océano donde el fondo está a una profundidad demasiado grande, lo que hace imposible que las plantas puedan fijarse a él y, al mismo tiempo, reciban la luz suficiente para crecer. En el océano abierto, la mayor parte de la vida se limita a la zona fótica superior, donde las formas de vida son pelágicas durante toda su existencia. La red alimentaria del océano abierto depende del fitoplancton, que se compone de protistas fotosintéticos microscópicos, principalmente diatomeas y dinoflagelados. Para mantenerse a flote en la zona fótica, donde la luz solar y el alimento son abundantes, muchos integrantes de la comunidad planctónica tienen gotitas de aceite en sus células o protuberancias largas para retardar su hundimiento. Casi todos los peces cuentan con vejigas natatorias que llenan de gas para regular su flotabilidad. Algunos animales nadan activamente para permanecer en la zona fótica. Muchos crustáceos pequeños migran a la superficie de noche para alimentarse y luego se hunden a las profundidades oscuras durante el día, con lo cual evitan a los depredadores que los localizan mediante el sentido de la vista, como los peces. La azul transparencia de las aguas tropicales se debe a la falta de nutrimentos, que limita la concentración de plancton en el agua. Las aguas ricas en nutrimentos que sostienen una comunidad grande de plancton son verdosas y relativamente turbias. El océano profundo es oscuro, y muchas de las especies que ahí habitan son bioluminiscente y están adaptadas a la fuerte presión del agua. Los cadáveres de las ballenas proveen nutrimentos en abundancia que permiten una sucesión de comunidades únicas durante varias décadas. Unas comunidades de chimeneas especializadas, fumarolas, sostenidas por bacterias quimiosintéticas, prosperan a gran profundidad en las aguas sobrecalentadas que brotan donde las placas de la corteza terrestre se están separando. En este singular ecosistema las bacterias sulfurosas son los productores primarios. Estas bacterias obtienen energía de una fuente insólita que es mortífera para casi todas las demás formas de vida: el sulfuro de hidrógeno que sale de las grietas de la corteza terrestre. Este proceso llamado quimiosíntesis, ocupa el lugar de la fotosíntesis en estas comunidades de chimeneas, que prosperan a casi dos kilómetros por debajo de la superficie del océano. El gusano tubular gigante, alojan las bacterias en órganos especiales de su cuerpo y obtienen de ellas toda la energía que necesitan. El gusano, que llega a alcanzar una longitud de casi tres metros debe su color rojo a una forma especial de hemoglobina que transporta sulfuro de hidrógeno a las bacterias simbióticas. Estos gusanos tubulares ostentan el récord de longevidad entre los invertebrados: la asombrosa cantidad de 250 años. Para que haya vida en la tierra se necesitan nutrimentos, energía, agua líquida y una temperatura razonable. Las dos grandes amenazas para el océano abierto son la contaminación y la pesca incontrolada. La creciente demanda de pescado para alimentar a una población humana en aumento ha provocado la pesca excesiva y con esto la disminución de especies.  

Bibliografía:

Audesirk, T., Audesirk, G. y Byers, B. E. (2008). Biología: La vida en la tierra. México: Pearson.

Helena Curtis, N. Sue Barnes. Adriana Schnek. Graciela Flores. (2001). Biología. Sexta edición en español. México: Editorial Medica panamericana


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